TODO CAMBIA ...

giovedì 28 febbraio 2019

Desde el 1957 sobre un muro de La Habana


La expulsión de los españoles a fines del siglo diecinueve no había cambiado la vida de la mayor parte de los cubanos.  El analfabetismo, el hambre, la mortalidad infantil, las condiciones infernales de vida, continuaron a ser la normalidad.  La capital gozaba de un estándar de vida entre los más altos de toda América Latina; no existía en realidad una distribución de los ingresos, los  que terminaban siempre en los bolsillos de la élite cubana que se había ligado velozmente a aquella norteamericana, formando un cartel dominante que había unido magnates del azúcar, del tabaco y de la fruta, del turismo y financistas de calibre internacional.  En el lapso de diez años, la brecha entre ricos y  pobres había aumentado sin medida.  En los primeros meses del año 1952 Batista, con un golpe de Estado muy bien preparado, había tomado el poder en una noche, sin disparar ni una sola bala, suspendiendo la constitución, disolviendo los partidos, prohibiendo las manifestaciones.  La administración Truman se había alineado, sin reservas, al lado del dictador.  El pueblo cubano, atónito, no había reaccionado, a excepción de Castro que había afirmado:  “No existe nada de más amargo en el mundo que el espectáculo de un pueblo que se duerme libre y se despierta esclavo”.
(El Viento antes del Viento - 4 episodio de la saga de los Gutierrez)

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